Barrio del Perchel
Reseña histórica del barrio del Perchel
Los límites históricos del barrio del Perchel estaban comprendidos entre la calle de la Puente, aunque esta frontera se desplazó a la de Mármoles a raíz de la construcción del Puente de Alfonso XIII (conocido popularmente como de la Aurora, por la proximidad con la iglesia de igual nombre), al norte; el río Guadalmedina, al este; el arroyo del Cuarto (en la actualidad embovedado), al oeste; y la playa de San Andrés, al sur. Con los cambios urbanísticos que se producen en la década de los años 70 del pasado siglo XX, el barrio del Perchel quedaba dividido por la actual Avenida de Andalucía en dos partes: el "Perchel Norte" y el "Perchel Sur". Hoy día, el barrio del Perchel está integrado en el Distrito Centro de la ciudad, comprendiendo las siguientes zonas: el Perchel Norte, parte del Polígono Alameda, Avenida de la Aurora, el Perchel Sur, Explanada de la Estación, Parque Ayala y El Bulto, así como la zona portuaria y la playa de San Andrés.
Los primeros asentamientos en este arrabal de la urbe, situado geográficamente en la margen derecha del río Guadalmedina, muy próximo a su desembocadura, se remontan al período de los romanos, a tenor de los vestigios localizados en los alrededores de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. El hallazgo consistió en unas "pilas salsarias", de tres metros de largo, por dos de ancho y uno de profundidad, en las que se preparaba la pasta de pescado o "garum" que, posteriormente, se enviaba a Roma. Conquistada Málaga por los Reyes Católicos en 1487, tuvo un auge extraordinario una técnica consistente en limpiar el pescado y colgarlo de unos palos o sogas para que el sol los secara. Tales útiles comenzaron a denominarse "percheles", por lo que el emplazamiento donde estaban situados se conoció como "El Perchel". Con el transcurso del tiempo, se terminó convirtiendo en un barrio debido al aumento de la población que iba asentándose en él.
En estos terrenos se establecieron los dominicos en la ermita de Santa María de las Huertas en 1489, que luego fue creciendo y ampliándose el complejo conventual de Santo Domingo; y los carmelitas descalzos erigieron una ermita dedicada al apóstol San Andrés en la segunda mitad del siglo XVI, cerca de las torres Fonseca. Tanto en un enclave como en otro surgieron construcciones civiles que irían, poco a poco, conformando el urbanismo del barrio con una tupida red viaria.
La popularidad del Perchel quedó inmortalizada gracias a la mención que hace el escritor Miguel de Cervantes Saavedra en su célebre y mundialmente conocida obra "Don Quijote de la Mancha". En el capítulo III, "Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero", se decía que: "(...) andando por diversas partes del mundo buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo, y otras diversas partes (...)".
Este núcleo poblacional de la ciudad padeció las crecidas y desbordamientos del Guadalmedina (1608, 1628, 1661, 1764, 1881, 1907, entre otras) y sufrió las epidemias de Fiebre Amarilla (1803 y 1804) y la de Cólera (1833), que causaron numerosísimas víctimas al declararse los focos epidémicos en su ámbito. El primero, tuvo el origen en la Plaza de San Pedro; y el segundo, en la calle Ancha del Carmen, Callejones del Perchel, Angosta y San Andrés. Pero el Perchel también fue una zona propicia para el desarrollo industrial, con el establecimiento de fábricas, ferrerías y destilerías por parte de las familias Heredia y Larios. Igualmente se establecen bodegas y aceiteras. A la espalda del antiguo convento de San Andrés, se creó la estación de ferrocarril, poniéndose en marcha en 1865 la línea ferroviaria Córdoba-Málaga. Con ello, se pretendía estar lo más cerca posible del puerto a efectos comerciales.
El Perchel siguió su avance demográfico y urbanístico en las siguientes décadas, con la construcción de puentes que conectaran con el Centro y la Alameda. Se convirtió en un barrio eminentemente obrero y marinero, donde tuvo origen un fuerte movimiento anticlerical a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX. Las condiciones de vida eran pésimas, al carecerse de las más elementales necesidades básicas, como el agua corriente en las viviendas o el alcantarillado. Durante la segunda mitad del siglo se asiste a una mejora en la calidad de los servicios y se inicia la construcción de edificios de varias plantas. Las calles Cuarteles y Salitre se convierten en vías estratégicas de comunicación con los barrios que han ido surgiendo a lo largo de la Carretera de Cádiz. Como se ha indicado líneas atrás, la Prolongación de la Alameda cambió radicalmente la fisonomía del barrio. Actualmente se mantienen en pie edificios tan significativos como el asilo de las Hermanitas de los Pobres, el colegio de San Manuel, Italcable, la antigua Casa de Socorro del Llano de Doña Trinidad, la casa del Obispo, etc.